No te enamores de un artista. Nunca. Jamás.
A no ser que quieras convertirte en inmortal.
Si no estás dispuesto a correr ese riesgo, aléjate. Pues si le das pie, si entras en su vida, te convertirá en arte. Serás protagonista de tantas obras diferentes: serás poema, serás escultura, serás relato, serás ilustración, serás novela, serás mil veces musa.
Y todo ello sin tu consentimiento. Horroroso, ¿cierto? Así que si quieres conservar tu integridad, tu personalidad, no te dejes derretir por sus palabras. Él te transformará en diosa, en arpía, en algo informe, en la definición exacta del amor, y del desamor también. Te desdibujará, te moldeará como un trozo de plastilina hasta que te veas como él te ve. Te hará ser parte de una encadenación de adjetivos, quizá de sustantivos o de verbos. Serás hojas y hojas arrancadas a propósito y con despropósito, con delicadeza y…
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